«Depende del lado que lo veas»

Una frase comúnmente usada en nuestro vocabulario es “hay que ver el lado positivo de las cosas” y esto implica encontrar ventajas o como dice la expresión cosas positivas en situaciones adversas o que parezcan difíciles, y si nos enfocamos en esto y prestamos atención, podríamos decir que esto es algo que a los hijos de Dios NO debería de faltarnos.

Las pruebas, todos podemos hablar de ellas, unas más largas que otras, dolorosas, cansadas, duras, pero al final todas ellas son parte del proceso de formación que está haciendo Dios con nosotros, Él muy claramente nos dice en su palabra que no terminará hasta el día que regrese:

“Estando convencido precisamente de esto: que el que comenzó en vosotros la buena obra, la perfeccionará hasta el día de Cristo Jesús. “ (Filipenses 1:6)

Y en este caminar son muchas las situaciones que enfrentaremos y también errores que cometeremos, pero Dios en su fidelidad nos ayudará a entender que incluso de las cosas que parezcan más raras, complicadas o faltas de las cuales nos arrepintamos, Él tomará control y nos enseñará una o muchas lecciones valiosas.

Pensá en este momento de tu vida, alguna decisión, un error o alguna cosa de la que te arrepientes, quisieras dar marcha atrás y cambiarlo. O algo que quisieras desapareciera: una enfermedad, un dolor, una pérdida, falta de trabajo, una crisis económica, una mala relación…  Bien, hay una realidad: no podemos devolver el tiempo, no es posible borrar eso que te duele… lo que fue ya es. (Eclesiastés 3:15) pero sí podemos, entregar esta situación a Dios y permitir que de ese resbalón, tropiezo o dificultad, Él nos enseñe y con humildad podamos verlo desde otra perspectiva, desde un lado más positivo:  

¿Qué has aprendido de esa situación que enfrentas? ¿Cómo ese error o situación dolorosa te puede acercar a Dios? ¿Qué es lo que Dios te está mostrando? ¿Cómo con esta situación podés ser no sólo mejor persona, sino una mejor hija o un mejor hijo de Dios? (Juan 1:12)

Estas preguntas sólo en la intimidad, con Dios y tu corazón podrás contestar pero lo cierto es que depende del lado en que lo veamos es que las cosas tomarán un curso diferente, porque aunque Dios es quién hace que todo sea posible, siempre tendremos la opción de criticarnos, culparnos, pensar que estamos derrotados, hundirnos en la tristeza de una enfermedad o una pérdida, sentirnos incluso miserables, pero por otro lado Dios te da otra opción: consuelo, paz, sanidad, esperanza, oportunidad… ¿Cuál lado elegís?

Depende del lado que veas las cosas, porque Dios no tapa el sol con un dedo, Él no te enseñará a huir de las cosas sino a ¡enfrentarlas y superarlas!  

“Y después de que ustedes hayan sufrido un poco de tiempo, Dios mismo, el Dios de toda gracia que los llamó a su gloria eterna en Cristo, los restaurará y los hará fuertes, firmes y estables.”

 1 Pedro 5:10

 Sofi 🙂

 

Sofía Tinoco Torres.

Mi corazón se seca

Esta es una frase que se vino a mi mente cuando pensaba en cómo me he sentido al pasar por momentos difíciles en los que he llegado a pensar que Dios se esconde de mí, dónde las situaciones me abruman y simplemente ya no doy más. Y es que en momentos así mi corazón se ha sentido cansado y la razón está en que se ha esforzado en luchar con sus propias fuerzas. Descuidar nuestro corazón es algo que ha varios nos ha pasado, pero Dios fue quién puso alma y espíritu en nosotros y en su Palabra nos dejó la tarea de cuidarlo:

 ​Prov. 4:23 “Sobre toda cosa guardada, guarda Tú corazón. Porque de él mana la vida”

Dios como siempre nos da recomendaciones tan sabias, y esta no es la excepción, nuestro corazón debe ser cuidado y guardado porque de él mana la vida. Un corazón lejos de Dios, es un corazón que no puede ser protegido, no puede ser guardado y por tanto no puede emanar vida. Cuando enfrentamos momentos difíciles, pruebas o retos tenemos que velar porque podamos aprender de esta enseñanza que Dios quiere darnos, disponernos a escuchar su voz y a dejarnos moldear por Él. Pero al mismo tiempo cuidar ese corazón que puede verse lastimado por las pruebas.

Y esto sólo podemos hacerlo cerca de Él, es un hecho que en momentos difíciles entre todas las sensaciones que podemos experimentar, se encuentra la de sentir un corazón seco… un corazón cansado de sufrir, de luchar, y de esperar. Esta sensación puede traer consecuencias en nuestro tiempo devocional, en la oración, y en general en nuestra relación con nuestro creador. Las veces que me he sentido así, no me ha gustado porque sé que algo no anda bien, y es que Dios nos pidió que guardáramos nuestro corazón, incluso de nosotros mismos, pues si dejamos que nuestro corazón se seque ¿qué nos quedará? ¿Alguna vez, has experimentado lo que es querer un buen vaso de agua? porque sientes como la garganta está seca, ansías sentir el agua en tu boca y saciar tu sed, tal vez después de una larga carrera, caminata, de un largo día o simplemente porque tu cuerpo necesita beber agua. Dios me ha mostrado que lo mismo ocurre con nuestro corazón, un corazón sediento necesita de Él, de su abrazo y de su amor, porque si ese corazón se seca será un corazón muerto. Como dice la canción “Mi alma tiene sed de Dios” lo necesitas para vivir porque sin Él no puedes seguir. Una vez sintiéndome así clamé a Dios y le dije: “Dios mi corazón se seca sin tí, ayúdame” fue entonces cuando me llevó a recordar la historia entre Jesús y la Samaritana, cuando junto al pozo, Él le explicó a la mujer:

Si conocieras el don de Dios y quién es el que te dice: “Dame de beber”, tú misma se lo hubieras pedido, y él te habría dado agua viva».

El que beba de esta agua tendrá nuevamente sed, pero el que beba del agua que yo le daré,
nunca más volverá a tener sed. El agua que yo le daré se convertirá en él en manantial
que brotará hasta la Vida eterna» Juan 4:10-15

Este texto está muy relacionado con el versículo de Proverbios 4:23, “el agua que te dará será manantial que brotará hasta la Vida eterna” La decisión que un día tomé de creer en Cristo como mi Salvador hizo que le entregará a Él mi corazón, que empezara su obra en mí, y que me diera de su agua viva. Y si tomaste esa decisión también, es importante que recordemos que también tenemos nosotros la responsabilidad y el deber de velar por ese corazón, porque es del Señor, y sí, vendrán momentos duros y difíciles pero su promesa fue que nunca más tendríamos sed, que brotará VIDA de nuestro corazón.

Yo quiero eso para mí, quiero emanar VIDA, ¿querés eso también? Él tiene el poder para restaurar y bendecir nuestro cansado corazón, porque ciertamente sólo Él puede saciar nuestra sed.

Porque es verdad Mi Corazón se seca pero sólo si estoy lejos de Él…

«Mi carne y mi corazón desfallecen pero Dios es la roca de mi corazón y mi porción

PARA SIEMPRE»

Salmo 73:26

Sofi 🙂